Continúa Montero explicando que "en este sentido hay que poner en valor los flujos de información y datos procedentes de la práctica agraria. Al menos en España en las tres últimas décadas no se ha prestado excesiva atención a la necesidad de documentar de forma veraz, viable y fiable las actividades de agricultores y ganaderos para fomentar la mejora de su capacidad productiva y anticipar determinadas tendencias procedentes de otros eslabones de la cadena de valor agroalimentaria. Es más se puede decir que la colaboración ha sido escasa y poco estructurada, salvo casos concretos y de los que seguro podemos tener ejemplos. En cualquier caso, recientemente gracias al empoderamiento del papel de los agricultores en los procesos de transferencia del conocimiento e innovación en el sector agroalimentario a través del modelo interactivo de innovación que se va imponiendo en los sistemas de agroalimentarios en Europa, los agricultores se ven en un momento único que deben saber aprovechar. Se hace necesario por tanto no sólo incrementar las interacciones a lo largo de la cadena, sino también entre los distintos actores de un mismo segmento. Para crear un sistema más eficiente que retenga todo el valor de los flujos que se puedan dar, es necesario combinar un enfoque de cadena con un enfoque de red. Esto es debido a que las cadenas de valor agroalimentarias son multidimensionales"